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El regalo más valioso de Arizmendiarrieta, el ejemplo

Sixto JIMENEZ, Empresario

Artículo publicado en la revista Arantzazu

El ser humano no llega a realizar sino una parte de lo que podría alcanzar en su vida. En ocasiones tan solo una pequeña parte. Las más de las veces, tan solo aquella parte próxima a sus intereses más egoístas.

Hace falta mucha grandeza para aplicar toda la ilusión y tiempo de una vida a proyectos sociales, a mejorar la calidad y la vida de otros seres. Y hace falta mucha fuerza interior para perseverar en ese empeño toda una vida. Mucho amor y mucho valor también para mantener la ilusión pese a los años de guerra y de prisión.

La primera promoci?n de la Escuela Profesional, 1947

La primera promoción de la Escuela Profesional, 1947.

Ni esos sucesos, ni la incomodidad y el riesgo de vivir bajo sospecha en una dictadura fueron capaces de minar la fuerza de voluntad de José María Arizmendiarrieta. Solidez de convicciones, perseverancia sin límites, capacidad de liderazgo e inteligencia práctica, vinieron a darse juntas en un hombre que pudo haberse refugiado en su posición de sacerdote para llevar una vida tranquila sin que nadie hubiese tenido nada que reprocharle.

No suelen pedírsenos cuentas de lo no intentado y sí de lo no logrado. Intentar sólo lo fácil de alcanzar permite llevar una vida sin sobresaltos, con buena imagen ante nosotros mismos y los demás. Sólo quien arde por dentro, quien es valiente y no acomodaticio, quien ama la justicia y cree en la fuerza de las personas trabajando en colaboración, puede llegar a plantearse el abordar nuevas formas de trabajo y convivencia.

La transformación de la sociedad exige fe, fuerza, valor para actuar, liderazgo para asociar e inteligencia para encontrar el camino. Que esas características se den en un hombre al punto de motivarle para iniciar una tarea ambiciosa y contra corriente sin medios económicos de partida, es un fenómeno admirable que llega a resultar asombroso cuando poco más de medio siglo después su obra llega a ser el mayor grupo cooperativo del mundo.

Guerra Civil: Don José María con otros soldados y compañeros en 1937

Guerra Civil: Don José María con otros soldados y compañeros en 1937.

En el País Vasco le debemos mucho a José María Arizmendiarrieta. Y no me refiero tanto a la inmensa aportación material de su obra, sino a la herencia que supone la demostración de que el modo cooperativo de hacer empresa y sociedad es viable en un mundo capitalista y aporta un enriquecimiento y una superación de planteamientos meramente individualistas. Hacer cooperativa es difícil porque implica una gran madurez social y una puesta en común e implicación en el grupo que no resultan cómodas y la comodidad es un activo apreciadísimo en una sociedad de gentes reblandecidas por el progreso económico. Su fe en el carácter del pueblo vasco fue base y motor de su visión y su empeño. Él fue su mejor expresión.

El mundo le debe mucho a José María Arizmendiarrieta. Supo plasmar en hechos las inquietudes espirituales como conviene a un mundo necesitado de colaboración y confianza.

Demostró que los seres humanos no son irremediablemente entes egoístas que solo en competencia pueden llegar a crear riqueza gracias a “la mano invisible” de los mercados. Las técnicas de dirección de empresas, profundamente autoritarias en su tiempo han evolucionado hasta darle la razón. Con 60 años de retraso, las “modernas” técnicas de gestión nos ofrecen ahora la clave del éxito en las organizaciones: las personas, su motivación, su integración. Él ya lo sabía.

Detalle de la sala de montaje de motores, a principio de los a?os sesenta

Detalle de la sala de montaje de motores, a principio de los años sesenta.

Hizo empresa en los años cincuenta con una filosofía social y humanista capaz de valorar al ser humano con absoluta fe en su extraordinaria capacidad. Se anticipó en décadas a la gestión de organizaciones basada en las personas. De hecho aún faltan tramos en la escalera para llegar tan alto como piden éstos pensamientos suyos:

Nos quedan sus logros económicos, la presencia e influencia del modo de hacer cooperativo en nuestra sociedad, sus pensamientos clave que resultan plenamente vigentes, y sobre todo el ejemplo. Los seres humanos somos muy influenciables a través del ejemplo y de la sumisión a la opinión mayoritaria, por lo que es crucial hacer visibles las vidas más ejemplares y formar el carácter de las personas para darles motor propio, objetivos sociales y ambiciones espirituales.

Jose Maria Arizmendiarrieta es un excelente ejemplo a mostrar. Esa es su mejor e imperecedera herencia.

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